Viajo por algún lugar
todavía no se decirte por cual
Tengo un aeropuerto en mi placard
lo abro con ganas y nada más
El placard está donde quiero yo estar
y al aeropuerto entra quien quiera volar

Viajo seguido
y me gusta volar
No se distinguir cuando es tierra o es mar
El lago o montaña, a veces da igual
Solo me preocupa moverme de acá

Viajando me olvido un poco de mi
me encuentro en latidos buscando salir
Emprendo mis viajes sin irme de aquí
mis ojos se pierden y vuelan por mi

A veces me olvido como era salir
Despegarme del suelo y volver a subir


Se fue

Distinguir 
la realidad 
de los sueños
Encontrarnos 
tan perdidos
entre huesos
de esos besos
que están muertos
Como aquellos
que se fueron
hace un tiempo
y no volvieron

Como un loco
que te quiere
que te sueña
Desespera
si no encuentra
alguna letra
que me lleve
hacia algún tiempo
muy lejano
Donde aquellos
que se fueron
me abrazaron

Entre sueños
las palabras
enterradas
Revolcadas
en almohadas
desveladas
Que te esperan
a las seis
de la mañana

Enfrentarme
a tu ausencia
me revienta
No te veo
en ningún lado
y la conciencia
me atormenta

En la ventana
del mañana
yo te pierdo
y no te encuentro

Y los huesos
de esos besos
están muertos

Yo te hablo 
desde adentro
o desde afuera
Te hablo como puedo
mientras pueda

Las palabras
enterradas
entre almohadas
desveladas
Revolcadas
encerradas
Que te hablan
que te extrañan

Y es tu ausencia
me saluda
en cada letra
Que se pierde 
en el intento
de abrazarte
en mi cabeza

Cumplís año
y aun que quiera
no te veo 
Y los huesos de estos besos
ya murieron

...

Hace rato necesito escribir
Largar este sinfín de nudos que empiezo a percibir

Hace tiempo me ahogo al dormir
Me despierto pensando qué fue lo que rompí

Convencida me siento de haber roto algo dentro de mi
Convencida también que muchas veces me culpo porque si

Me prendo fuego si sueño que te vi
El incendio me envuelve cuando te recuerdo aquí

No se si te quiero o me quiero a mi así
Envuelta en abrazos que nunca te di

Me mido y entiendo, no sos para mi 
Te pienso y me pierdo, y siempre as así

Me busco entre la gente queriendo salir
Son todos iguales no se distinguir

Me encuentro en los recuerdos 
Me impiden salir

Estoy convencida no sos para mi
Me duele sentirte tan cerca de mi

Igual especulo y te traigo al dormir
Me duermo queriendo creer que venís 

La cama se agranda y no se que decir
Me muero de frío y vos no venís

Algo

Tengo algo de verte, algo que no se cómo se llama pero me asusta. Tengo algo de encontrarte, algo de hablarte y de algo más. Algo es miedo, camuflando deseos.
Tenes algo que me provoca algo que a veces me cuesta manejar. Sos algo extraño que en mi cabeza se vino a instalar. Tengo miedo de algo y deseo de algo, ganas y ni ganas. Vos tenes algo que me agudiza los sentidos y me hace pensar en ese algo que atormenta y en tu encuentro va por algo más.
Ese algo no me deja dormir. Tengo algo. Que quiere ser sueño pero se queda en ser algo.
Algo que no se bien qué es. Pero es algo. Y cuando algo ya es algo, hay algo que nunca más va a dejar de ser algo.
Porque algo está ahí. Llegó y se instaló. A veces vuela pero deja su equipaje atado, algo ahí al lado.
Algo es complicado. Porque todavía no se saca el disfraz de algo y, sin embargo, ya tiene mucho más que algo.
Puedo escribir estas líneas porque, sin querer, me alejé. 
Después de que intenté encontrarte y no lo logré.
Capaz intentamos encontrarnos, puede ser. Vos también.
¿Se lanza uno a una historia sin querer contarla? Ya no se.
El hecho es que, nos equivocamos. O nos desencontramos.
¿Fue sin querer?

Vos sobrevolaste, yo profundicé. Vos me idealizaste, yo te idealicé.
¿Te asustaste? Yo puede ser.
Encuentros, un par de besos, algún abrazo y un no se qué.

Te veo de lejos. A la distancia. Entiendo. 
Los caminos que sobrevuelan, no profundizan. 
Valga la redundancia.
Yo sigo caminando por la profundidad, me resulta imposible sobrevolar.
Me fue imposible sobrevolarte.
Tuve que profundizarte. Quise traspasarte.

Nos cruzamos en la diagonal,
donde casi se tocan la superficie y la profundidad.
Doblaste en la esquina y no te vi más.
Desapareciste y no pude dar marcha atrás.

A la distancia parece fácil y hasta irreal. 
Lo cierto es que no hay peor error que idealizar.
Te leía entre esas líneas que me venían a buscar, 
te encontraba indescifrable y eso me hacía volar. 
Me leíste en lo profundo y te gustó mi blablabla,
me tocaste y entendiste que profunda era en verdad.

Idealizaste mi pensar y, al cabo de un tiempo, te asustó mi profundidad.
Saliste corriendo y no te vi más. 
Lo veo ahora,
el don que del que me hablabas, siempre fue sobrevolar. 

...

La semana y el sábado. Dos bandos. Dos lineas paralelas. Una principal y la otra. 
Soy yo el domingo, yo en mi entusiasmo o mi depresión. Depende de anoche. 
Domingo de ilusiones o desilusiones. De cuentos de hadas, o de brujas. 
El lunes me opongo y derrumbo todo lo construido el domingo. 
Lunes extremista. 
Martes empieza la música, la dulce espera. 
Miércoles eternos y agotadores, vuelan y ya es jueves.
Sabor a cerveza fría, olor a primavera, suena a cumbia o reggeton. 
Viernes muere ansioso.
Fin. 
Toda la semana espía la línea vecina, la paralela que no llega a tocar. 
La espía y la espera. 
Porque el sábado, en algún encuentro, casi se cruzan. 
Una vida entera de sábados valdría para contar mis días. 
Pasa todo ahí. Todo por ahí. 
Todo termina ahí. Empieza ahí. 
Sábado de encuentros, casualmente causales. 
Sábado la causa de la casualidad. 
El desencuentro y el domingo desesperanzado.
El encuentro y el domingo volador.
Pero, sábado. Depende del destino y maneja al destino.
Paradójico el sábado. Idealizado. 
Hoy es domingo y escribí. 
No se bien por qué.

...

Hay momentos en los que abundan tormentas e inevitablemente uno no sólo esta empapado, si no que sufre el miedo.. Juega con la idea de una cronología nublada y la ausencia eterna del sol. Las reflexiones abundan y ahogan, todo paso parece ser en falso y cada suspiro huele a humo. Es difícil evitar sentirse así cuando no podemos ver más que un cielo negro. Pero hay mucho más para decir acerca de las tormentas. Digo, es agua... Refresca, sacude y renueva el cuerpo y el alma. Suena fuerte, tan fuerte que te obliga a escucharla y te enseña a no taparte los oídos cuando pasa. Porque siempre tiene algo para decir que necesitamos saber, aunque intentemos evitarlo. Las tormentas parecen de terror y al sentirse dentro de una, entendemos que hay que pasar por ellas.. Sentirlas y aprehenderlas. Y lo más grandioso es que terminan. Que siempre ese cielo negro tiene, al menos, un punto claro y fuerte, que de a poco ilumina más y más, cada vez. Y de uno depende, hundirse en la eléctrica sensación de terror o confiar en ese punto que brilla en la inmensidad y refleja un camino para salir adelante, en busca de un nuevo sol...